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La Espera
La noche se cubría de ansiosa espera. Esperaba, pero no sabía bien qué; una reacción, una persona, una palabra, un grito desgarrador o uno atormentador. Sabía que algo pasaría, debía ser así, después de lo ocurrido. Esperaba ira, violencia, impotencia quizás, no sabía bien qué. La espera era interminable, la carcomía por dentro, cada víscera y entraña era raída por la desesperación. No sabía qué era peor, si esta maldita espera, ya conocida y muchas veces experimentada o el final de ella, cuando algo totalmente ignorado y sorpresivo habría de venir.
La espera, con su desesperación y sentimiento de culpa o lo esperado con las sorpresas aterradoras que podría traer. Ya no soportaba más, se había imaginado un millón de veces lo que podría pasar, y la sangre le hervía o se le congelaba según lo que su mente hubiera construido como lo esperado. Esta absurda espera, no tenía fin, ya no sabía qué esperaba y continuaba el sentimiento de culpa en el aire, siendo aspirado por ella para prolongar un poco más su miserable existencia.
Sabía que seguiría esperando por siempre, lo esperado nunca vendría, ya que su castigo era la espera, una espera culpable y ansiosa, pérfida y silenciosa, desesperada y cruel. La envolvía de manera tal, que no la mataría, sino que la haría seguir sufriendo hasta el fin de los tiempos.
Lo peor, no era lo que pudiera pasar, sino la maldita espera, de la que no podía escapar.Historia enviada por: Niña Bonita (Gracias por tu colaboración).
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